Por Ramón Parellada C.
Empresario. Directivo del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES) en la Universidad Francisco Marroquín.
Usted puede contactarlo al correo: rpc@cees.org.gt.
He tenido el gusto de escuchar al profesor James Gwartney. Al hablar de índices de libertad económica en el mundo siempre me viene a la mente su nombre, pues ha estado involucrado en la construcción e interpretación de este índice desde hace muchos años.
El título de su conferencia fue “¿Qué hemos aprendido de las mediciones sobre la Libertad Económica del Mundo?” y pretendo hacer aquí un brevísimo resumen por considerar que es una herramienta muy útil para aplicar en las políticas económicas que nos lleven a un mayor crecimiento económico y bienestar de la población.
El índice de Libertad Económica en el Mundo tiene ya tres décadas de existir desde que Milton y Rose Friedman, junto con Michael Walker, emprendieron el proyecto. Si bien la idea nació de ellos y se involucraron en su construcción, también otros economistas como Douglass North, Gary Becker, William Niskanen y Gordon Tullock aportaron sus conocimientos para que este índice fuera una referencia importante.
Recuerdo una conferencia a la que asistí hace unos 20 años donde Michael Walker habló del índice y tuvo muchas críticas. Hoy el índice es una realidad y se usa en todo el mundo, pues actualmente tiene mediciones para 157 países y existen datos registrados para 109 países desde 1985.
Nos explica el doctor Gwartney que conceptualmente la libertad económica está presente cuando la actividad económica es coordinada por escogencias personales, intercambio voluntario, mercados abiertos, derechos de propiedad definidos y protegidos. La medición del Índice de Libertad Económica en el Mundo debe considerarse como un esfuerzo para identificar cómo las instituciones y políticas de un país corresponden a las de un gobierno limitado ideal, donde el gobierno protege los derechos de propiedad y se encarga de la provisión de un grupo de “bienes públicos” tales como defensa y el acceso a dinero sano, pero no mucho más de estas funciones. En la actualidad, el Índice de Libertad Económica en el Mundo incorpora 42 variables diferentes que están organizadas dentro de cinco áreas principales: (1) Tamaño del Gobierno, (2) Estructura Legal y Protección de los Derechos de Propiedad, (3) Acceso a Dinero Sano, (4) Intercambio Internacional y (5) Regulación del Capital, mano de obra, y negocios.
En base a los resultados, muchos economistas están de acuerdo en que hay elementos claves que permiten crear un ambiente institucional sano, tales como la seguridad de los derechos de propiedad, la existencia de un verdadero Estado de Derecho, la estabilidad de precios, los mercados abiertos y menores restricciones al comercio exterior. El análisis de los datos del Índice de Libertad Económica en el Mundo ha permitido entender cuáles instituciones y políticas afectan más el crecimiento y desarrollo de los diferentes países.
Según Gwartney, la libertad económica impacta el ingreso, el crecimiento y la pobreza. A continuación se enumeran nueve observaciones clave al respecto, reflejadas en la investigación el Dr. Gwartney:
1. Los países que tienen más libertad económica tienen mayores tasas de inversión que aquellos que tienen menos libertad económica.
2. Los países que tienen más libertad económica crecen más rápidamente que aquellos que tienen menos libertad.
3. Los países que tienen mayor libertad económica logran mayores niveles de ingresos per cápita que aquellos que tienen menos libertad.
4. A nivel mundial la libertad económica se ha incrementado desde 1985.
5. Los países que no pertenecen a la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) han reducido su diferencia en relación a los países miembros de la OCDE.
6. Un sistema legal sano provee el fundamento para el crecimiento y la prosperidad, aunque aún hay muchos países de bajos ingresos que continúan estancados debido a su sistema legal.
7. En la medida en que los países que no pertenecen a la OCDE se han movido hacia una mayor libertad económica y en el Índice de Libertad Económica en el Mundo se ha disminuido la brecha en relación a los países miembros de la OCDE, también se observa la reducción de la brecha en ingreso relativa a sus contrapartes con mayores ingresos.
8. Por primera vez desde el surgimiento del crecimiento económico sostenible aproximadamente hace 200 años, la desigualdad del ingreso a nivel mundial ha caído y la pobreza se ha reducido a un nivel
históricamente más bajo.
9. Las interrelaciones entre democracia, libertad económica, y crecimiento son complejas y aún persiste cierta ambigüedad.
Si analizamos el Índice podemos tener una idea de la correlación entre los países más prósperos y libres y los más oprimidos y menos libres. Los primeros cinco países que en el 2014 lideraban el índice fueron: (1) Hong Kong, (2) Singapur, (3) Nueva Zelanda, (4) Suiza y (5) Canadá. Los Estados Unidos de América han venido cayendo en éste índice desde hace algunos años y luego de ocupar los primeros puestos ahora ocupan el decimosexto puesto.
Por otro lado, los últimos países en el listado son: (155) República Centroafricana, (156) Argentina, (157) República del Congo, (158) Libia y (159) Venezuela. Uno podría haber adivinado sin construir el índice que estos países estarían muy mal en este año implemente por las violaciones a los derechos fundamentales de las personas, las malas y arbitrarias instituciones que llegaron a tener a causa de sus nefastos gobiernos.
¿Y Centroamérica? Pues bien, en este orden del “ranking” mundial del 2014 están los países de Centroamérica: (28) Costa Rica, (34) Guatemala, (37) Panamá, (42) El Salvador, (45) Nicaragua, (64) Honduras y (122) Belice. Con excepción de Costa Rica y Panamá, los demás países tienen malas calificaciones en su sistema legal de protección de la propiedad privada, tienen exceso de regulaciones que además son arbitrarias, asimismo malas regulaciones para emprender negocios.
Guatemala en particular tiene muy mala calificación en sus regulaciones laborales por exceso de rigidez. Costa Rica tiene problemas con el sector financiero mientras que Panamá tiene un problema con las regulaciones laborales.
Lo interesante es ver qué ha pasado con la tendencia de este índice. Debemos preguntarnos si hemos mejorado o no. Pues bien, de 1990 al 2014, Guatemala, El Salvador y Nicaragua han mejorado su posición en el “ranking” mundial, mientras que Honduras, Costa Rica, Panamá y Belice han retrocedido en el mismo.
Para hacer un mejor análisis, el Índice proporciona un desglose claro de los puntos en los cuales hay oportunidades de mejora para cada país. Los gobernantes tienen en sus manos una herramienta clara para trabajar con el fin de mejorar los aspectos que permitan que los países suban en este “ranking” de libertad económica, generando con ello un mejor nivel de vida para las personas.
En conclusión, el Índice de Libertad Económica en el Mundo nos otorga una medida del grado en que cada economía se basa en los mercados (en comparación con varias formas de decisión política o planificación centralizada) para la asignación de recursos.
Los países cuyas instituciones y políticas son más consistentes con la libertad económica crecen más rápidamente, obtienen mayores niveles de ingreso y logran menores tasas de pobreza que aquellos que son menos libres.
El impacto positivo de la libertad económica permanece independientemente de factores tales como la estructura política, el nivel de educación, la localización geográfica, el clima y las diferencias culturales.
Este índice provee evidencia contundente de que las instituciones y políticas que apoyan la libertad económica son fundamentales para alcanzar el crecimiento económico y un mayor nivel de vida.
Considero que si los políticos que dirigen los gobiernos de sus países quieren mejorar el nivel de vida de sus ciudadanos, deberían utilizar esta potente herramienta para tratar de alcanzar una mayor libertad económica por las consecuencias positivas que esto traerá para las personas.