Mensaje de Félix Maradiaga

(Presidente y fundador de la Fundación para la Libertad de Nicaragua), durante la sesión informativa virtual con laicos comprometidos del mundo, en el marco de la campaña global de oración por Monseñor Rolando Álvarez y los presos políticos de Nicaragua. 

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Martes, 11 de abril de 2023

  1. Introducción

Antes de todo, quiero agradecer a Fundación para la Libertad de Nicaragua, por organizar esta sesión informativa virtual en relación a la grave situación de represión que sufre la Iglesia Católica en Nicaragua. Esperamos que, de esta pequeña actividad, se pueda despertar mayor interés global para la campaña de oración y de solidaridad con Monseñor Rolando Álvarez. Esperamos además que puedan seguir saliendo acciones concretas de incidencia como las que hemos estado conociendo, a la par de las misas que se están realizando en varias ciudades del mundo.

La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, continúa su feroz persecución contra la Iglesia Católica en Nicaragua. La Semana Santa, tradición de máxima estima para la feligresía nicaragüense, se realizó bajo una ola de represión nunca antes vista. “Según el Mecanismo para el reconocimiento de personas presas políticas”, al 31 de marzo 2023 la cifra de personas presas políticas en Nicaragua es de 36, de las cuales 26 fueron detenidas posterior a abril 2018 y 10 personas judicializadas previo al contexto de abril. De esas 26 nuevas personas detenidas, veinte arrestos están vinculados a procesiones o actividades públicas de la iglesia católica.

Adicionalmente, el pasado Martes Santo se confirmó la expulsión del sacerdote panameño Donaciano Alarcón a quien dejaron en la frontera con Honduras. Además de la expulsión del sacerdote y misionero panameño, hace dos meses la Congregación de “Hermanas Trapenses de Nicaragua” informó que salió de Nicaragua “voluntariamente”. Medios independientes, por su parte, confirmaron que dicha Congregación estaba bajo severas presiones por parte del régimen y que a las misioneras se les había negado la extensión de sus residencias en Nicaragua, de parte de las autoridades migratorias.  El día 11 de abril el régimen confiscó el monasterio de las hermanas trapensas, ubicado en el municipio de San Pedro de Lóvago, impidiendo así que la Diócesis de Chontales tomara posesión del local propiedad de la orden referida. La orden había iniciado trámites para trasladar el monasterio a la Diócesis.  

  1. ¿Qué lectura se puede hacer de esos hechos en plena Semana Santa?

En primer lugar, quisiera empezar diciendo que si hay una institución que a lo largo de la historia de la humanidad conoce lo que es la persecución, es la Iglesia. De hecho, es en medio de ese dolor intrínseco de la persecución que la iglesia ha crecido. La misma simbología de la cruz debe capacitar a todo creyente a encarar esa persecución y buscar la consolación que hay en Cristo.

Esa persecución la vemos en los tiempos del viejo Testamento, cuando se desencadena por Herodes la persecución del Niño Jesús y la matanza de los inocentes, y otras persecuciones del pasado. En todas, absolutamente en todas esas experiencias, la Iglesia ha salido victoriosa. Es una torpeza de la dictadura pensar que pueden salir bien librados de esta confrontación con la institución milenaria más resiliente de la historia.

La expulsión del padre Donaciano Alarcón y la expropiación del monasterio Trapense en San Pedro de Lóvago, son expresiones perversas de la persecución religiosa que existe en Nicaragua, contra la Iglesia Católica. El hecho mismo de cometer ese acto de grave violación a la libertad de culto en plena Semana Santa, es además una muestra de saña y de odio, que sólo puedo definir como diabólica.

La Oficina del Arzobispado de Panamá, ha informado que el padre Donaciano se encuentra bien y seguro, a pesar de la forma abrupta en que fue expulsado del país, donde no se le dio ni siquiera la mínima cortesía de advertencia previa. El Padre Alarcón es un misionero de los Claretianos centroamericanos que había cultivado mucho respeto entre los fieles, con un comportamiento intachable. Su labor estaba estrictamente enfocada en su misión pastoral, pero pidió oración por Monseñor Álvarez y por Nicaragua, y eso aparentemente desató la furia de la pareja dictatorial de Rosario Murillo y Daniel Ortega.

La orden de los Claretianos centroamericanos ha hablado a través de su superior, y hemos podido confirmar que ni siquiera había realizado una procesión pública que desatara el odio de la dictadura. El padre Alarcón se había limitado a hablar con prudencia en sus homilías de la situación de Nicaragua y de Monseñor Álvarez, en un tono respetuoso. La realidad es que todos los misioneros extranjeros que se encuentran dentro de Nicaragua están pasando una situación muy difícil, por lo que no se descartan más expulsiones arbitrarias de parte del régimen.

  • El caso del periodista Victor Ticay y la preocupante situación de la Iglesia.

Daniel Ortega sigue expulsando a los religiosos que se atreven a hablar de la situación de monseñor Rolando Álvarez, cómo puede interpretarse la situación que vive la iglesia Católica de Nicaragua. De igual forma, también ha arremetido contra laicos y periodistas que han tratado de documentar las procesiones de Semana Santa y otras actividades religiosas. El periodista nicaragüense Víctor Ticay, colaborador de canal 10 de la televisión fue detenido el Jueves Santo, un día después de cubrir una procesión religiosa asediada por la Policía en el municipio de Nandaime. Ticay era director de la página de Facebook “La Portada”, y fue capturado en el municipio de Nandaime, departamento de Granada

La situación de la iglesia Católica en Nicaragua es sumamente preocupante. Es de la mayor gravedad en toda América Latina y entre los casos más complejos del mundo. Cuando se hace una revisión cuidadosa de la situación de la Iglesia Católica alrededor del mundo, confirmamos con alarma que Nicaragua se ha convertido en uno de los países más hostiles para el clero Católico. Eso se debe, sin duda, a una decisión del régimen de acallar a la iglesia, cuya voz pastoral era adversa a los planes de la pareja Ortega Murillo de establecer una tiranía dinástica. Una vez neutralizada la oposición política dentro de Nicaragua, la voz profética de la Iglesia, especialmente de pastores como Monseñor Álvarez y Monseñor Báez, se convirtieron en objetivos del régimen.

El objetivo de la dictadura es muy claro. Callar a absolutamente cualquier voz de justicia y libertad, que pueda ser escuchada y que sea contraria al perverso plan de la dictadura. Nunca, absolutamente nunca podría haber coincidencia entre la misión pastoral de la iglesia, y un régimen que ha cometido crímenes de lesa humanidad.

  1. Nada detiene la devoción popular.

El Lunes Santo la Policía persiguió a unos jóvenes en la ciudad de Nindirí, Masaya que pretendían salir a las calles en la procesión tradicional de Semana Santa conocida como los Cirineos, fue un poco irreal ver a unos jóvenes corriendo y a un Jesús con la cruz escapando de la Policía, ¿ese es el cristianismo que proclama Ortega?

A pesar de la persecución de la dictadura contra la Iglesia Católica, la devoción popular seguirá viva. Admiro la resistencia de un pueblo lleno de fe. Vimos como la policía sandinista persiguió a jóvenes Católicos que participaban de la procesión de los Cirineos en Nindirí, una tradición popular muy apreciada en esa ciudad. Sin embargo, la represión y las amenazas no pudieron contra esa devoción. De igual forma, días atrás vimos ese mismo desafío en Popoyuapa, Rivas. La dictadura sandinista prohibió los Vía Crucis en las calles, pero el lunes pasado se hizo una masiva procesión de Jesús del Rescate.

Esa imagen de a unos jóvenes corriendo y a una imagen de Jesús con la cruz escapando de la Policía, habla más que mil palabras. Existe en Nicaragua un régimen dictatorial que no es del todo exagerado definir como satánico. Y no me refiero únicamente a las creencias esotéricas de la co-dictadora Rosario Murillo, creencias raras por todos conocidos. Me refiero a los fundamentos perversos sobre los cuales se cimienta la dictadura y el mal que inspira su accionar. Es un régimen con sed de poder y de sangre de inocentes. No es necesario que el régimen admitiera abiertamente ser un movimiento de adoración al demonio y al mal para saber lo que son. En la práctica efectivamente la familia Ortega-Murillo se comporta como una secta que idolatra a un tirano, que destila odio y que se declara enemiga de la Iglesia.

A pesar de los actos de represión policial a las festividades religiosas, la feligresía católica más bien decidió inundar los templos y hacer el Vía Crucis bajo techo. La dictadura no pudo detener la devoción popular.

  1. ¿A qué le tiene miedo Ortega al prohibir estas manifestaciones religiosas?

Ortega y Murillo tienen miedo a que la voz pastoral de la Iglesia sea escuchada por el pueblo a través de la devoción popular. El régimen también quiere ser la voz única de comunicación popular y por eso han pretendido controlar los eventos de devoción popular. Es lo que quieren, y eso demuestra la ceguera del régimen. Pretender que el mensaje de la dictadura prevalecerá sobre la voz profética de la iglesia y su magisterio, es como la pretensión del pescado podrido que quisiera ocupar un buen lugar en la mesa.

Por otro lado, Ortega nunca abandonó el ateísmo intrínseco del Socialismo arcaico y del marxismo. Esa concepción sobre la que se fundó el FSLN parte de una confrontación con la Iglesia. Si en algún momento se pasó que esa concepción anti-iglesia se había abandonado, es ingenuo. Lo que había era un oportunismo mediático del régimen. Ortega y Murillo nunca han abandonado su odio al catolicismo.

Estos ataques son más frecuentes después de las declaraciones del papa Francisco contra Ortega, este año podría haber más expulsiones y prohibiciones contra la iglesia.

Es totalmente posible que continúen las expulsiones. Por eso resulta fundamental aumentar la acción internacional de denuncia, y en eso nos estamos concentrando. Hasta hace poco, esa persecución religiosa no se documentaba ni denunciaba con suficiente énfasis en los foros y esferas internacionales. Las fuertes palabra de Su Santidad el Papa Francisco, luego del encarcelamiento y condena de Monseñor Rolando Álvarez, finalmente están despertando la atención mundial que tanto se necesitaba. De hecho, en nuestra más reciente gira de trabajo a Ginebra, donde nos reunimos con actores diplomáticos clave del sistema de Naciones Unidad, explicamos que la situación de Monseñor Álvarez y de otros sacerdotes, es de extrema urgencia. De igual forma, en el testimonio que brindamos junto a Juan Sebastián Chamorro y Bianca Jagger en el Congreso de los Estados Unidos, expusimos esa misma situación.

Además del encarcelamiento arbitrario de Monseñor Álvarez y la expulsión del Padre Donaciano Alarcón, otros actos represivos contra la Iglesia Católica en Nicaragua, han sido la expulsión del nuncio apostólico, la detención de más de 12 miembros de la Iglesia, entre ellos siete sacerdotes. Otros 19 religiosos fueron expulsados del país y decenas de medios de comunicación católicos, han sido clausurados. Adicionalmente, en varias ocasiones la Policía Sandinista ha impedido a los feligreses recibir la Eucaristía al interrumpir actos religiosos en el templo y prohibir celebraciones religiosas en público, como la reciente prohibición del “Vía Crucis”.

A manera de conclusión: Llamado alerta a los Católicos del Mundo a expresar su solidaridad con la Iglesia perseguida en Nicaragua.

Es importante recordar que el Jesús que Monseñor Álvarez y que Monseñor Báez predican es el Jesúcristo que estuvo siempre al lado de los que eran tratados con injusticia y por eso fue perseguido. Como decía Monseñor Álvarez, “frente a las injusticias, ningún cristiano puede ser neutral”.

La persecución contra toda persona que levante su voz para desafiar al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo se mantiene ferozmente vigente.  La Iglesia Católica es sin duda, el principal objetivo de la dictadura en esta nueva etapa de represión.

Esa represión es posible gracias a un inmenso aparato represor.   Son millones los que el régimen malversa para mantener ese aparato. Son más de 20,000 efectivos los que emplea la dictadura para reprimir, en un país con 6,6 millones de habitantes, es decir un agente represor por cada 300 personas.   El miedo, el terror es lo único que mantiene al régimen en el poder, quieren normalizar el miedo para que el pueblo acepte como destino inapelable ser gobernado por un Ortega.  Quieren que el pueblo piense “mejor obedecer y estar tranquilo para poder comer, trabajar y que no me pase nada”, la otra solución que millones buscan es salir de Nicaragua en busca de las oportunidades que el régimen les niega.

Casi el 9% de la población de Nicaragua ha salido del país en los últimos 4 años y ese desangre no va a parar mientras Ortega y su familia permanezcan en el poder.  Se equivocan los que piensan que ceder ante Ortega parará el éxodo masivo, las prebendas, trabajos y beneficios llegan únicamente al cada vez más reducido número de fieles, el resto tiene que sobrevivir a como pueda.

Como católico, pero sobre todo como nicaragüense, me siento personalmente agradecido por el coraje y la dignidad de Monseñor Rolando Álvarez, sus palabras al rechazar el destierro “Que sean libres, yo pago sus condenas” han supuesto una condena de 26 años en las cárceles terribles del régimen.  Su sacrificio inspirado por el Espíritu de Dios, mantiene viva nuestra lucha por su libertad y la de las otras 34 personas que aún permanecen secuestradas por la dictadura. Hago un llamado a los Católicos del mundo, a expresar su solidaridad con la iglesia perseguida en Nicaragua.